jueves, 27 de diciembre de 2012

UN BAÑO PARA TODOS


    Hipódromo de Monterrico, 26 dic. 12
Temprano muy de mañana, caminaba hacia la pista principal para ver como todos los fines de semana, los aprontes de los caballos más importantes del Hipódromo, es decir, de todos. Estaba caminando por las herrerías para doblar por la esquina contigua, justamente donde se encuentran las caballerizas del Stud Santa María. En medio de la tenue luz del amanecer, entre unos arbustos vi la silueta de una persona que aparentemente parecía que jugaba a las escondidas, pero no, simplemente era un vareador que misionaba entre los arbustos y raudamente al percatarse de mi presencia siguió su camino como si nada hubiera pasado. A medida que iba avanzando, un mal olor se apodero de mi olfato, realmente era un olor que saturaba los sentidos, que hasta en mis ojos, sentí un ardor que origino que estos, como medida de autodefensa, empezaran a lagrimear. Me dije – ¿Sera el olor de la bosta que aún no la han recogido? – Pero no, yo ya estaba acostumbrado a esos aromas y jamás me causaron tanto desagrado. Apure el paso y doblando por el pasaje de estas caballerizas, pase frente a una puerta azul abierta de par en par y de pronto cual garra asesina en busca de una víctima, salió de su interior un olor tan fétido que fue como una cachetada directa al cerebro. Pero mi curiosidad pudo más, con cámara en mano entre y pude apreciar que se trataba nada menos que de los servicios higiénicos, exclusivos para los vareadores y/o capataces, o de cualquier parroquiano que requiera su uso. Sucio y mal oliente, sin caños decentes, con las mayólicas llenas de moho, con moscas revoloteando en los inodoros, sin tapas muchos de ellos y otros con tapas rotas, con los cubículos sin puertas que permitan una pudorosa intimidad,… sin duchas, sin agua. Entonces comprendí la necesidad de visitar los arbustos de ciertos personajes que ansiados por la necesidad, prefieren un minuto de desvergüenza, a un infierno de asquerosidad. No lo justifico, pero todo aquel que ha ingresado en estos ambientes, sabrán de lo que hablo. Otro si, esto trae a colación que tampoco existen baños para damas, ya que el mencionado baño es exclusivo para hombres. Muchas caballerizas, por no decir todas, tampoco cuentan con espacios destinados para los servicios higiénicos, obligando a que los mismos vareadores se bañen a punta de baldazos de agua, sacada de las pozas en donde beben los caballos. ¿Quién no se ha dado la sorpresa de entrar a ver a su caballo y encontrarse con este espectáculo?
Esta es una llamada de atención para las autoridades del Hipódromo de Monterrico, si bien son una entidad sin fines de lucro, la obligatoriedad de alinearse con la ley de Seguridad y Salud en el Trabajo Nº 29783, va más allá de solo un documento firmado, esto ya es un tema de sentido común.

Por: Esteban Gagliardi Erausquin.

Baños sin puertas, urinarios llenos de bacterias

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