Para empezar a hablar de entrenamiento, debemos diferenciar los distintos aires que van a desarrollar nuestros pupilos. En los diferentes países existen distintas palabras para señalar estos aires, que son muy variados, e incluso no todos los entrenadores las interpretan igual.
Para tener una guía, hemos seleccionado algunos de ellos extraídos del argot de la Escuela de Entrenadores de Argentina, que, creo sinceramente, es una de las mejores del mundo; yo los adopté y con ellos me hice entender, muy bien, en mi época de entrenador en España. Da lo mismo adoptar éstos que otros que se les ocurran, lo importante es que los jinetes los sepan interpretar a la hora de recibir las instrucciones del ejercicio.
Existen ejercicios suaves como el paso, trote, galope y galope alegre y ejercicios más movidos como el liviano, galope, largo y partidas. También hablaremos de floreo, tendida en la distancia, etc.
Empezando por el trote sólo apuntaremos que debemos intentar que los potrillos lo desarrollen con amplitud de movimientos y soltura, debiendo avanzar los más posible. Personalmente, me gusta trotar mucho a los caballos, pues lo considero un ejercicio sano que pone a tono los músculos; no hay que olvidar que es el aire natural del caballo el que ha usado, desde siempre, para sus desplazamientos.
Entre el galope normal, el alegre, el liviano o el largo la diferencia estriba en la velocidad pero, cuidado, esto no es matemático; el uso del cronómetro nos ayudará, dándonos una orientación de la velocidad que lleva el animal, cada cierta cantidad de metros marcados como pauta.
La palabra “canter”, que se usa para definir un galope, proviene del Condado de Canterbury, en Inglaterra. Al parecer, era el ritmo que imponían a sus cabalgaduras los caballeros para pasar delante de las damas y hacerse notar.
La experiencia y el lugar en donde acostumbremos a entrenar, nos marcarán la pauta de los diferentes ritmos; por supuesto, contando con las variaciones individuales que pudiesen existir entre los diferentes tipos de tranco de cada caballo.
Como meros ejemplos, citaremos que, tomando como base los 500 m;
Un galope alegre se puede pasar en 38-40 segundos; es decir, a una velocidad de 12-13 m/s.
Un galope liviano se puede pasar en 34-36 s, o sea, a 14-15 m/s.
Un galope largo entre 31-32 s (15-16 m/s).
Insisto que esto es algo orientativo y siempre estará expuesto a variaciones, de tipo individual o por factores externos, como el estado de la pista, la hora del trabajo (no es lo mismo usar una pista a primera hora, recién pasada la rastra, que después de que hayan pasado doscientos o más caballos, revolviéndola) o por condiciones climáticas: lluvia, hielo, etc.
Partidas (breezes, en USA): son ejercicios que se desarrollan a ritmo de carrera, sobre distancias que varían entre los 200 m y el 50% de la distancia que vaya a correr el caballo. Éstas pueden desarrollarse a voluntad del caballo; es decir, “en mano” o con la máxima exigencia, en donde el jinete arrea enérgicamente al animal, e incluso llega a hacer uso del látigo, como estímulo, en los ejemplares que lo necesiten.
Floreo: se denomina así a recorrer la distancia de la carrera que se vaya a disputar, a un ritmo cómodo; por ejemplo, de galope liviano, aunque no siempre es preparatoria del siguiente paso.
Tender en la distancia o hacer la distancia: ya es un trabajo riguroso en donde el caballo cubrirá la misma distancia que correrá en su próxima competición, a ritmo de carrera. Este trabajo nos sirve de test de comprobación del estado de nuestro caballo y nos dará idea de cuál va a ser su comportamiento, en el próximo compromiso.
La mayoría de los entrenadores no usan tantos aires de galope, para dirigir a sus pupilos. En USA, por regla general, pude observar que normalmente utilizan sólo uno o dos tipos de galope y luego la partida.
La Tendida, trabajo previo en la misma distancia de su próxima carrera. |
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