1º Entrenamiento.
Un entrenamiento consiste, fundamentalmente, en el método mediante el cual tenemos preparado a un animal para realizar un esfuerzo determinado, en donde desarrollará toda su velocidad intentando cubrir una distancia sin cansarse y sin llegar a la extenuación que pudiera poner en peligro su integridad física.
En los deportes humanos, hoy en día, los atletas se preparan sobre una base científica, con serios y complejos estudios y análisis de sus organismos. En el curso de sus entrenamientos se realizan controles periódicos para conocer su estado físico, e incluso psíquico, a través de terapeutas especializados.
En veterinaria podemos contar con similares ayudas, pero el gran inconveniente en contra es la falta de límite racional, condición exclusiva del ser humano, que hace que sea quien determine el tope de su exigencia y que, además, no tiene a nadie que, enérgicamente, lo fustigue para que sobrepase ese límite.
Por este motivo, la percepción que debe desarrollar el entrenador, para poder dirigir los ejercicios de un caballo, deben ser infinitamente mayores y se debe estar atento a cualquier indicio que nos pueda indicar si se le está obligando a traspasar aquel límite.
En los países donde el turf está más desarrollado existen diferentes sistemas de entrenamientos, con las variantes que cada entrenador aporta poniéndoles su toque personal. Estos sistemas, muchas veces, están condicionados por las circunstancias que los rodean como tipos de pistas, horarios, etc.
Exponemos a continuación dos formas de plantear el entrenamiento debido a las costumbres de diferentes países.
Entrenamiento en los Estados Unidos, en donde la pista en que se entrenan los caballos es la misma en que, horas después, se compite, existen limitaciones de horarios, por lo que el tiempo permitido para que los caballos realicen su ejercicio es mínimo; por ello, se complementa caminando mucho al caballo, ya sea a la mano o en norias especiales para este cometido.
El trabajo es controlado rigurosamente con cronómetros, así que el lugar elegido desde donde se toman los tiempos de los caballos, debe tener buena visibilidad de los puntos de referencia.
En los hipódromos americanos, tanto los del norte como los del hemisferio sur (Argentina, Chile, Brasil, etc.), donde prima la velocidad a la resistencia, los trabajos siempre dependen del cronómetro.
Una vez en la pista, lo normal es que troten entre seiscientos u ochocientos metros, se detengan, den la vuelta e inicien el trabajo indicado, que puede consistir en un galope de 2.400 m o bien salir al galope para hacer 2.000 m, pero finalizando los últimos seiscientos a una velocidad de carrera.
Terminado el trabajo se vuelve, al paso, a la cuadra donde, una vez desensillado, el mozo, dependiendo de las condiciones de clima existentes, procederá a su ducha y luego lo pondrá a caminar para que se seque y termine de recuperarse del esfuerzo realizado. A continuación el caballo del siguiente lote ya está preparado, en espera sólo del cambio de montura.
Entrenamiento en otros países, por ejemplo los europeos, donde el horario de pista no es tan reducido, porque sólo hay carreras una vez por semana, o en aquellos lugares donde la pista de entrenamiento es diferente a la de competición, se realiza un trabajo distinto, permaneciendo más tiempo en la pista, no sólo antes del entrenamiento sino después de haber realizado el trabajo. Terminado éste, los caballos vuelven al lugar caminando en círculo hasta que todos los animales del lote hayan realizado su trabajo y, en ocasiones, los entrenadores mantienen a los animales caminando hasta la total recuperación.
El caballo es un animal que permanece encerrado, en un habitáculo (box) de aproximadamente 4 m2, la mayor parte del día.
Es un animal lleno de energía que, de alguna manera, debe descargar, por lo que debemos utilizar una hora, como mínimo, para sacarlo de esa rutinaria vida, así que, siempre que se pueda, debemos intentar cumplir con ese tiempo, contando desde que el caballo sale del box hasta que vuelve a entrar, una vez recuperado del ejercicio realizado en la pista.
Si por alguna circunstancia no puede ir a la pista, haremos que lo caminen a la mano, o si se dispone de algún tipo de máquina para caminar (noria, cinta sin fin), lo pondremos en ella.
Veamos, ahora, algunas maneras de realizar los ejercicios.
Todos los métodos son válidos; lo más importante es encontrar el idóneo para todos los caballos, en general, así como el adecuado para cada uno en particular.
El fin que persiguen esos métodos es el mismo: tener preparado físicamente al caballo para que realice una distancia determinada, a la máxima velocidad que pueda desarrollar.
Tenerlo preparado físicamente quiere decir que el animal no se canse antes de cruzar la meta y que no se le produzcan lesiones que puedan llegar a ser irreversibles. La velocidad es un fin único en sí mismo, ya sea para carreras de corta distancia, como para las largas; al final, ganará aquel caballo que, estando bien entrenado, sea capaz de cubrir la distancia de la carrera en un tiempo menor que sus adversarios.
El entrenador capaz y con experiencia nunca debe adoptar un modo de entrenar rígido y dogmático, sino todo lo contrario, debe elegir, en cada caso, el que más convenga al caballo que tenga bajo su custodia, en ese momento; sí es verdad que la base de todos los sistemas de entrenamiento, bajo un mismo entrenador, suelen ser iguales.
El Entrenamiento Razonable es Esencial. |
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