Entrenamientos progresivos y continuos. (Interval Training).
La finalidad de todos los métodos de entrenamiento, es que el organismo de los caballos vaya adaptándose, de forma progresiva, a realizar estos ejercicios, pasando de los más suaves a los más enérgicos, sin que le causen daños al organismo y, al mismo tiempo, desarrollando su velocidad y su resistencia a la fatiga.
El control del ritmo respiratorio, así como de la frecuencia cardiaca, son ayudas útiles aunque no determinantes, a la hora de conocer el estado de entrenamiento de un caballo. Debemos conocer los valores normales e individuales para controlar, después de un ejercicio riguroso, la vuelta a la normalidad de esos parámetros.
Aunque todas las formas de entrenar comienzan de una forma progresiva, de acuerdo a las facultades que vaya desarrollando cada animal, en un momento determinado se puede seguir utilizando lo progresivo como norma, o bien realizar uno continuo o de algún otro tipo.
El entrenamiento progresivo precisa de mucho más tiempo para poner en forma a un animal, pues éste deberá ir pasando de etapa en etapa; es decir, de un ejercicio más suave a otro más enérgico, con la misma fatiga. Por ejemplo, un caballo no pasará de hacer galope alegre, sobre 1.400 m, a liviano, sobre la misma distancia, mientras este ejercicio no lo desarrolle con comodidad y sin fatiga, y así en todos los demás casos.
Un entrenamiento continuo es aquel en donde los ejercicios pasan de un galope estándar, que puede tener el aire que cada entrenador quiera darle, a las partidas o breezes. Estas partidas, normalmente dos por semana, son exigidas y extenuantes; el animal se fatiga cada vez menos, a medida que se suceden unas a otras, para llegar así a encontrar su grado de forma.
En los deportes humanos, se puede decir que existen similares métodos de entrenamiento y que sus defensores aceptan la teoría de que hay que convivir con el dolor que trae aparejado el cansancio y que, cuanto más se acostumbre uno a ello, mejor podrá superar, luego en competición, el gran esfuerzo que debe realizar. Esto se puede aplicar, también, a los caballos; eso sí, haciendo una salvedad, el hombre dentro de su raciocinio conoce el límite, el animal no, máxime cuando encima lo conduce un jinete que usa una fusta y que le obliga a superar ese límite.
Ambos métodos son válidos para ganar carreras y quizás lo adecuado sería adaptarlos a la categoría de cada caballo y a sus particularidades.
Por último, haré una breve mención sobre el interval training, del que se ha hablado y escrito mucho. Existen libros interesantes, que se pueden consultar, si se quiere profundizar en este tema.
Es el más técnico y científico de los métodos de entrenamiento. Empezó a utilizarse con los atletas que corrían sobre cortas y medias distancias, pero nunca en los de maratón; luego pasó a otros deportes que lo adoptaron aplicándole modificaciones personalizadas, pero sin desvirtuar la esencia del mismo; es el caso de los ciclistas esprínter o de los boxeadores.
Es muy fácil de poner en práctica, pues consiste en una serie de ejercicios medianos o intensos, separados entre sí por breves periodos de recuperación.
La mayoría de los textos que he leído, se refieren a la preparación de caballos cuarto de milla (velocidad y cortas distancias), aunque hay entrenadores que han adaptado este método para utilizarlo en caballos que corren por encima de los 1.600 m, con diferentes resultados.
A grandes rasgos, supone el ejercicio de tandas de partidas con un intervalo de descanso o recuperación entre ellas, que debemos utilizar para controlar el pulso y la respiración. En definitiva, se trata de una serie de calentamientos sobre distancias más cortas que las de la competición, a una velocidad similar a la de carrera con intervalos de descanso, que serán más cortos cuanto más velozmente se realicen. Las múltiples partidas sólo autorizan tiempos parciales de recuperación, lo que produce un efecto de condición anaerobia/aeróbica de resistencia, tanto como de velocidad.
El Interval Training es un entrenamiento muy duro que, a mi entender, no está al alcance de todos los animales, sólo los más fuertes y resistentes logran asimilarlo.
Un entrenamiento efectivo conlleva la aparición de estrés físico; éste hace activar los sistemas biológicos del cuerpo (cardiovascular, muscular, etc.) que responden con cambios capaces de superar el siguiente entrenamiento y, en consecuencia, el siguiente estrés.
Pero no debemos abusar; demasiados entrenamientos estresantes pueden dar como resultado lesiones y dolores agudos; sin embargo, incluso niveles bajos de entrenamiento con estrés, producen pequeñas contracturas y desgarros musculares con las consiguientes inflamaciones y entumecimientos que causan malestar y hasta llegan a producir intenso dolor.
Para adentrarnos en el entrenamiento en sí, debemos tener en cuenta que no es lo mismo entrenar a un potro de dos años, para su iniciación, que a un veterano de 3-4 años, para una carrera en particular o para una reaparición; como tampoco, para el mantenimiento del animal, entre carrera y carrera.
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