EN CASA DE DOÑA GINA:
Medio día y el día avanzaba sin mediar inconvenientes, y aunque muchos seriamos de buen diente, el almuerzo debía de esperar. Un Bus interprovincial, sería el mensajero, no cabria ningún vuelo, pero el camino habría de iniciar.
Una llamada telefónica, nos recordó nuestro destino, y no sería para menos, pues las ollas calentaban en fuego fino. Un pueblo nos daba la acogida, viendo como interesados, por las ventanas algunos parados, emprendían a fotografiar, la rutina diaria de quienes sonrientes, nos saludaban sin vacilar.
Un portón al lado del camino, se abrió de par en par, habíamos llegado a nuestro siguiente destino y una oración habríamos de dar, estábamos en casa de Doña Gina, y de Rosa es el altar. Al ingresar como sufría el timonel, quien comandaba el viaje, de nuestro mensajero rodante, de nuestro bus interprovincial.
¡Alto! dijeron por allí, era pablo y nestorin, quienes recomendaban de a pie avanzar, aunque el sol apremiaba tanto, bajaríamos raudos por una sombra buscar.
Cada árbol tenía un nombre, cada nombre su propio dueño, consagrados crack`s de ensueños, quienes en su momento, al Haras supieron engalanar.
Primer corral que al parecer no tenia final, un garañón castaño quien relinchando, Minister Join se hacía llamar. Que estructura, que buen porte, que mirada tan inteligente, que relincho tan rugiente. Seguí mi camino y un hombrecillo levantaba la mano, de amarillo vestía el torso, con el pecho anaranjado. Detrás de tan noble anfitrión un castaño oscuro casi zaino me miraba, y su sola presencia me irradiaba; como salido del mar, interoceánico se nombraba entre tanta palabra, dueño de tantas copas y ninguna mejor ganada, que a la marcha del pensamiento, fue el primero que en Monterrico vi ganar.
El paisaje era simplemente hermoso, un camino a cuestas, y unas crías en retozo, un vivero a la derecha, un corral a mi izquierda, y viéndolo así, siento que el paraíso esta aquí. No hay nada más que decir, solo queda existir y aunque debíamos continuar, jamás podría comprender, del porque en la ciudad debía vivir.
La tierra que trabaja el hombre, se bendice con tanta dicha, lo alimenta y lo cobija y la inunda de tantas flores y de hermosos caballos, que son sus amores.
Un emprendedor joven no dejaba de darnos la bienvenida, una refrescante y agradable bebida con mucho acierto nos ofrecía. Y la tarde se abría camino, una crujiente braza al borde de un crisol se estremecía, en hemistiquios candorosos, en titilar emociones, de oropel eran sus fogones, y de carne noble estaba llena a montones.
Un rugido incesante, estremeció mi cuerpo entero, ¡Tenia hambre!, échale más leña al fuego que las piedras son constantes, y cocinaran nuestro manjar. Y valla que para bajar un trago no estaría nada mal.
El mismo Ray nos comentaba la suerte que tenia, de un Apprentice que devenía, en un gran semental, y como era tal, que en la repetición estaba el gusto, que con Relancina volvía a dar, un alazán como cría; por consiguiente volvería a tener repercusión, de un hermano entero de Fahed Junior, con mucha ponderación. Un Néstor Obregón inspirado comentaba, que la vida de tan buen semental la plasmaba en un nuevo libro de colección y como no sería de otra manera, empuño como bandera, de su historia una lección, para todo aquel que recién inicie, en la hípica con predilección.
Seguía el camino y nos detuvimos un momento, para ver cuán contento Privately Held nos saludaba, y aunque con morral andaba, por las caricias, a las manos su cabeza alcanzaba. y más adelante vi una maravilla, encontré en aquella villa a quien preño a una yegua conocida, Yazamaan es su nombre y valla porte que mostraba, todo un zaino que engalanaba, a todo aquel que lo admiraba.
Un relincho se hiso escuchar, y así anduve raudo al caminar, un rosillo hermoso se presentaba con tal insistencia, que no ha habido lección o ciencia, que demostrara el porqué de tanta belleza. Unbridel`s King nos miraba con cierta inspiración y posaba para cuanta foto, pudieran tomarle y darle y darle, al play de focalización.
Una sola vez puse en primera, el salto de una baranda, habíamos llegado al potrillero, ¡Y como corrían en banda!. Unos caminaban, paso a paso a la rivera, ese día el sol apremiaba y una cerveza nos consentía, mientras otros galopaban, otros solo comían. Potrillos y potrancas cada uno con una historia, unos con más suerte que la propia, otros con la mano que les tendía, el alimento que de su madre por extinta no obtenían. Veintena de machos, veintena de hembras, veintena de muchachos que contentos los veían.
Ray Balarezo se llamaba el anfitrión, y nos contaba con mucho orgullo el inicio del Haras Gina, que con Santa Rosa como Guía, se fusionaron por perfección, que han luchado con tanta hidalguía, por salir adelante, y sin mediar desplante, han dejado en la historia, el esfuerzo del trabajo, dominando de la ciencia como del hombre la conciencia, de saberse luchadores y es por ello que rindo con honores al Haras Gina-Santa Rosa, el Haras Líder de nuestros amores.
Por: Esteban Gagliardi Erausquin.
Haras Gina - Santa Rosa |