24 de agosto de 2013
Hipódromo de Monterrico – Perú
Una tarde soleada y con fuertes
vientos, con una velocidad aproximada de 10 nudos, hacían presagiar a los más supersticiosos
que la tierra temblaría. Y así parece que fue, ya que el coloso de Monterrico vivió
una de las tardes más amargas de las que se le pueda recordar.
Los jinetes salieron a la
primera cita de la tarde realizando el canter de reglamento, dirigiéndose al partidor ubicado en la pista de césped, sin
presagiar siquiera, que les deparaba el futuro. El público presente con boleto
en mano ansiaba ganar con el caballo elegido, las cámaras de televisión seguían
publicando minuto a minuto las variaciones en las apuestas y en los altavoces
se mencionaban los minutos restantes para la partida. Cámara en mano nos dirigimos
hasta el poste 17, en plena curva, donde captaríamos la pasada frontal de los
caballos, percatándonos en ese momento con sumo estupor de la existencia de la
baranda provisional ubicada nada menos que a 9 metros de la baranda original, limitando
en un 50% el ancho original de la pista de césped.
Y se dio la partida y
raudamente los jinetes y sus conducidos emprendieron la carrera, sin presagiar que
apenas entrando al primer codo, se verían envueltos en una pista que no les ofrecía
ninguna seguridad, sufriendo resbalones y esquivando los huecos ocasionados por
los primeros caballos que segundos antes habían pasado (sin llegar a ser
fatales), estas terminaron por desgarrar el césped que había sido instalado
apenas hacia una semana.
Efectivamente la pista de césped
fue cerrada una semana por mantenimiento y se colocaron champas de gras; lo
lamentable fue que no le dieron el tiempo necesario para que esta se coja bien
del terreno con sus raíces, quedando prácticamente sobre el terreno, fácilmente
removible.
Esta situación llevo a que los
jinetes con Juan Pablo Enríquez a la cabeza (presidente de la Asociación
Mutualista de Profesionales del Turf), hicieran un alto en el desarrollo
de las carreras negándose a correr en este terreno por considerarlo de sumo
riesgo. Pasaban los minutos y a puerta cerrada los jinetes juntos con el
comisariato a cargo del Señor Carlos Chehade, acordaron continuar con la
segunda carrera en la pista de césped, con una distancia de 1000mt. Todo trascendía
sin ninguna novedad, y la campana dio el aviso para que salieran los caballos
que correrían la tercera carrera, nuevamente en la pista de césped, en una
distancia de 1800mt. Pasaban los minutos y los caballos seguían caminando ante
el público presente, cuando de pronto se corrió la voz diciendo: - Los Jinetes
han parado – Preparadores, propietarios y aficionados no salían de su asombro ¿Qué
está pasando? Preguntaban algunos, cuando en ese mismo instante llegaba el
comisario Carlos Chehade Junto con Juan Pablo Enríquez, quien en representación
de los jinetes, fueron hasta el poste de
los 1400, en donde se percataron que la pista había sufrido el embate de los
cascos de los caballos, siendo textualmente las palabras del comisario: - La
Pista Esta Destrozada – y prosiguió diciendo a los propietarios y preparadores
presentes – Con la primera carrera la pista quedo dañada pero con la segunda
carrera, cuando han pasado los caballos para salir de la pista, la champa
termino por levantarse, quedando prácticamente destrozada-.
Las quejas no se hicieron
esperar, ya que aparentemente había la intensión de llevar las carreras a la
pista de arena, pero reduciendo el recorrido a 1400mt. Algunos estuvieron de
acuerdo, otros pusieron el grito al cielo y los aficionados se expresaban con
las chiflas, haciendo ver su descontento, pues ya tenían en mano sus jugadas. Los
minutos pasaban y no había ninguna solución cercana, los más asentados en la hípica
comenzaban a hacer sentir su peso y fue hasta que el preparador Juan Suarez,
solicito al Juez del canter, que solicite una reunión entre los comisarios y los preparadores involucrados
en esta tercera carrera. Es así que todos los preparadores se dirigieron de
inmediato a las oficinas del comisariato para dialogar y buscar una solución. De
pronto desde el edificio del comisariato se vio humo blanco y los altavoces
dejaron oír que todas las competencias programadas para el césped, serían llevadas
a la arena, respetando la misma distancia.
Si bien la pista de césped fue
cerrada para su mantenimiento, apenas una semana después fue reabierta,
habiendo colocado champas de gras a la altura de los postes 13 y 14, donde se procuró
tapar algunos huecos, pero esta labor fue en vano, ya que la champa necesita de
tiempo para que las raíces se agarren al terreno, en un promedio de 30 a 45 días,
por tratarse de una pista de competencia con caballos que fluctúan entre los
400 y 500 kilo, con tracción en las 4 patas (manos y patas).
Este hecho insólito será evaluado
por la directiva del JCP y el día de mañana estará reuniéndose con toda la información
solicitada para tomar una decisión, y no estaría demás, una sanción, ya que
esta irresponsabilidad pudo haber pasado una factura que luego podríamos haber
lamentado.
Los jinetes por su parte,
manifestaron que hasta que esta situación no se regularice y tengan todas las garantías
del caso, se limitaran a correr solo en la pista de arena, salvo los clásicos de
la semana entrante “Miguel Fort Magot” y “Santa Rosa de Lima”.
Estaremos atentos ante los
hechos suscitados y solo esperamos que este temblor termine con saldos
positivos.
Por: Esteban Gagliardi
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Foto: Esteban Gagliardi |