martes, 1 de abril de 2014

CLÁSICO AVENIDA GRAU

Lima, 01 de abril de 1984
Hipódromo – Perú
Se vislumbraba una tarde húmeda con fina garua y pistas jabonosas, como a las que ya estamos acostumbrados, cada día de frio invierno. El centro meteorológico anunciaba una temperatura de 12 grados Celsius con un 80% de humedad para las horas de la mañana, con cierto brillo solar  promediando las 4:55 de la tarde, hora en que se llevaría a cabo el Clásico Avenida Grau. Por primera vez en la historia de la hípica peruana el Hipódromo no sería el escenario de esta carrera, en la cual, habrían tan solo 2 caballos inscritos de un mismo Stud. Las camisetas para los jinetes de un color ecológico, eran llevadas por un vareador, quien llegaba con sus dos caballos y, un grupo de trabajadores que cargaban unos tubos con lona, para poder armar un corral plegable, el  cual armarían en la berma central de la avenida, y encerrar allí a los caballos hasta que se dé la carrera. Todo ello bajo la acuciosa mirada del juez de padock, quien les indicaba con exactitud la ubicación exacta de la misma. La pista se mostraba ligera y muy húmeda, se podía apreciar a simple vista los baches dejados por su uso continuo y una evidente falta de mantenimiento. El asfalto era de un color gris oscuro y el cascajo arrancado por el tránsito pesado, permitiría un rápido deslizamiento de las patas de los equinos.
Habíamos llegado temprano para poder ubicarnos de una manera estratégica en el nuevo recinto de carreras y captar la mejor foto, al momento en que pasaran los caballos hacia la meta, ubicada apenas a una cuadra del partidor. El ancho de la pista era realmente pequeño, apenas y podrían pasar 2 ejemplares a la vez, hacia la vereda de enfrente, unas rejas de la casona de San Marcos, dejaban aflorar algunas buganvilias que se enredaban en toda su dimensión, evitando poder apreciar con libertad, hacia la parte externa de la pista y nos impediría hacer una buena toma. Esto motivo que nos moviéramos hacia la berma central de la Avenida Grau, donde habían unos árboles Tipa, con más 60 años de antigüedad que podrían darnos cierta protección, en caso que los caballos corran en zigzag, pero el tugurio del tránsito vehicular, los buses y los peatones del mal vivir, hacían peligrar nuestra seguridad y nuestras cámaras fotográficas, por lo que tuvimos que desistir de ubicarnos en ese sitio.
Pronto veíamos llegar a unos aprendices que raudamente cruzaban la pista de carreras, aprovechando que un policía de tránsito desviaba con cierta dificultad a los automóviles que junto a sus conductores, le recordaban a cada instante a su mamá, como si el policía diera indicios de ser un mal hijo, o un hijo de aquellos…
El mantenimiento de las pistas del Hipódromo eran necesarias y por ello, la necesidad de encontrar una nueva locación, y al mejor estilo de los reyes del fulbito de la calle, solo se  tendría que cursar una carta al municipio del distrito, para adueñarnos de la calle, toda una tarde, “UNA TARDE DE CLASICOS”. La siguiente carrera seria el Clásico Plaza 2 de Mayo, que constaría de dar una vuelta completa al ovalo.
La hora seguía avanzando y se aproximaba la hora de la carrera, mientras, los apostadores que ya empezaban a llegar, procedían a ubicarse en las veredas al borde de la pista auxiliar de la Av. Grau, ansiosos de ver el resultado del Clásico Avenida Grau.
Ante tanta gente y tan poco espacio para poder tomar una foto, seguía pensando en una mejor ubicación, y hastiado me pregunte: ¿Qué mierda hago acá?, …de pronto me desperté y vi que ya era hora de ir a trabajar, pero esta vez a nuestro querido y verdadero Hipódromo de Monterrico…que aunque con fallas, el más querido.


Por: Esteban Gagliardi 


Foto: Esteban Gagliardi 

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